jueves, 3 de enero de 2008

visita a una exposición (os comparto un ejercicio de clase)

Yves Tanguy. L'univers surrealista MNAC

Lo bonito de ver una exposición es la sopresa, ya no de poder ver lo que te esperabas y que jamás habías tenido la oportunidad de ver, que ya es mucho, sino de encontrarte con algo que no te esperabas y que acaba gustándote más que la concepción que del artista en cuestión tenías. Mi mayor satisfacción la tuve nada más entrar en la primera sala y ver las primeras obras de este pintor surrealista, no las acuarelas que ocupaban el primer lugar en orden expositivo, si no a lo que fui directamente saltándomelas, los óleos que con ellas compartían espacio, pues que estaban llenos de personajes intermedios en lugares miesteriosos (els firaires (1926), el testament de Jacques Prévert (1925), Fantômas (1925-26)), ahí encontré lo que buscaba y ya no me preocupaba nada más, pues tocaba ahí un surrealismo expresionista que es lo que sobretodo me interesa a mí y que por lo tanto me llega a mí, previo a la estilización y al juego más abstracto, antes de llegar a ese horizonte divisorio, tajante, que distribuye fríamente los elementos y que transmite más distancia, y que poco a poco se entrega tanto al subconsciente que acaba convirtiéndose, en algunos puntos, en un simple juego estético que se vacía de contenido, punto que percibí, y que se me confirmó más adelante a través de uno de los textos que a modo de explicación aparecían en las paredes “después abandona el procedimiento como si fuera demasiado fácil, y encuentra, en 1928, formas elaboradas (intenta dominar la expresión de su imaginación y acomodarla a las lentitudes del dibujo)”. Y son las obras a partir de 1939 que vuelven a gustarme más al disolver el horizonte alejándolo hasta no verse introduciéndose en un espacio más abstracto y con figuras más concretas. Y los dibujos eróticos, libres a la imaginación, también me llegaron así como algunos ejemplos de cadáver exquisito, pero que como dije antes, pierde para mí el interés cuando se convierte en puro juego sin contenido y que revive cuando llega (dejando la razón, pero para conectar con algo) a haber hallado algo, pues que como según una cita de Louis Cattiaux, el arte es mágico, o no es[1]. Pues que lo que opino, captaron los surrealistas, es que no ha de dominar la razón una obra, pero el peligro de esto es llegar al arte por el arte, cosa que cuando sucede se vacía y se convierte en simple juego estético, en el sentido de que así como el amor no es un fin en sí mismo, sino un medio para conocer, así el arte.
[1] http://arsgravis.blogspot.com/ 3 de enero de 2008

Patricia

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